Hoy
vengo a realizar una pequeña valoración sobre la experiencia educativa
llevada a cabo en “O PELOURO” en materia de atención a
la diversidad.
Como
opinión personal de este centro gallego mis primeros pensamientos son positivos:
escuela abierta, metodologías alternativas, integración... La magia de poder
ser, de la aparición de una escuela para todos; donde tras sus muros de piedra
hay espacio para los niños con autismo, síndrome de Asperger o Down, pero
también para los superdotados o los considerados 'normales'. Es una
escuela donde “poder ser uno y poder ser con otros”, un lugar donde “vivir
la diversidad”.
Sin
embargo, cuando empiezo a profundizar en este centro empiezo a tener opiniones
contrarias entre las que destaco:
-
Dicen una escuela para “todo
niño”, “sin etiquetas”. Y sin embargo hablan de niños y niños autistas,
psicóticos, con Síndrome de Down... e incluso algo que desconcierta,
“normales”. Lo cual podemos entender que el término de niños “normales”, llega
a ser, una forma de referirse a otra posible patología. Por tanto todos
esos conceptos van y no van cargados de supuestos: Si un normal es y no es un
niño sano, un autista es o no es un niño enfermo.
-
Un
problema es el cómo es entendida la escuela, de cómo expresan lo que es esta
escuela, cuando el lenguaje es tan equívoco y está tan gastado, por la
burocracia, por lo políticamente correcto, por lo marginal de todo lo
relacionado con quienes son marginados.
- Y proponen, entonces,
denominaciones como la de “integración integral interactiva diferenciada”. O en
una fórmula más elaborada aún: “Institución - escuela abierta a la complejidad.
Arquitectura modular conexionada transdisciplinar. Psicopedagogía de la
integración interactiva - intersectiva de todo niño de todo joven... en
condiciones de desarrollo en territorios del existir”.
Por
tanto una escuela que nace para la integración, como respuesta a la
marginación, es decir, la de un medio que en sí mismo engendra marginación. O Pelouro no
es, pues, un lugar pensado para integrar. Es simplemente, una escuela pensada
desde otro sitio y con intereses que, como en cualquier otro centro, es
económico.
Creo
firmemente como dice la psicóloga, Claudia Pacheco: “La inclusión es un proceso continuo, no
puede ser un ejercicio accidental, sino intencionado” y esta intención la
debemos tener todos como sociedad; porque todos y cada uno de nosotros somos
diferentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario