Primeramente y haciendo referencia a los aspectos fuertes de la educación en
Castilla y León, vemos como esta comunidad autónoma es valorada por tener el
mejor sistema de educación no universitaria del país. Su Plan Global de Mejora
de Resultados a nivel autonómico garantiza el refuerzo en los centros con malos
resultados académicos y con mayor fracaso escolar para equipararlos a los
centros con mejores calificaciones y resultados generales.
Además, ha
habido un aumento de las secciones bilingües con el aumento del profesorado
nativo y los centros en los que se imparten para dar mejoras de posibilidades. Así
pues, Castilla y León, considerada como una de las comunidades autónomas más
aplicadas en cuanto a mejoras escolares y resultados, si es medida en base de
las calificaciones y resultados académicos encabeza las listas por encima de
comunidades como Madrid, y dejando en últimas posiciones a comunidades como
Canarias, Andalucía y Extremadura.
En cuanto a los aspectos débiles podemos ver como nunca
antes como ahora había sido tan necesaria una reflexión en profundidad sobre
las relaciones entre las materias que se imparten en 2º de bachiller y las
propuestas de la Selectividad (Pruebas de Acceso a Estudios Universitarios), y
cómo se ha producido la transformación de la metodología didáctica en los
centros educativos, de acuerdo con los cambios legislativos de los últimos diez
años.
Las materias que
se imparten en los centros educativos adquieren una especial gravedad con la
reciente reforma de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAEUS), según el
Real Decreto 1 892/2008, en el que “se regulan las condiciones para el acceso a
las enseñanzas oficiales de grado y los procedimientos de admisión a las
Universidades Públicas españolas”.
Cuando la LOGSE
diseñó el currículum y estructura de la Educación Secundaria, se planteaba que
un 90% de los alumnos debía lograr el título de Graduado de ESO. En su lugar, en
general en España, uno de cada tres estudiantes no termina la ESO, es decir no
obtiene la titulación de graduado. Esto hace que, la pirámide educativa
presente una configuración notablemente dislocada: La extensión de la enseñanza
básica y obligatoria hasta los 16 años (100%) primero, y la casi total
escolarización en preescolar después, no han logrado superar un elevado fracaso
escolar (30%) que, se prolonga en un considerable estrechamiento de la pirámide
en la secundaria post-obligatoria en fuerte contraste con los índices
internacionales
El abandono sin
titulación es una primera consecuencia de la repetición, que pedagógicamente no
mejora el rendimiento de los alumnos. La alta proporción de jóvenes poco
cualificados que entran en el mercado de trabajo arrastrando una tasa y, como corolario,
tener la tasa más alta de repetición de curso de la OCDE, además de los propios
efectos sociales (no acceder a Secundaria Superior), tiene costes económicos
(peores perspectivas de empleo y salarios más bajos).
Si bien es
evidente, como acaban de poner de manifiesto las cifras reseñadas, que los riesgos
existen, lo que nos importa es qué se puede hacer para evitarlos, en cualquier
caso para contribuir a aminorarlos.
Pues bien
pudiera suceder, como que las cifras sirvan como excusa para que los centros
escolares no tengan su parte de responsabilidad, atribuyendo el fracaso a
factores individuales o al contexto socio-familiar. Conocer esta diferencia no puede servir para
que en los centros educativos se rebaje el nivel de exigencia y de aprendizaje
instrumental del alumnado de entornos socio-económicos más desfavorecidos y de familias
no académicas a través de la adaptación de los currículos a las dificultades
que pueden encontrarse en esos contextos. La cuestión es ¿qué transformaciones
son necesarias en el nivel de las prácticas y de los sistemas educativos para
conseguir que todo el alumnado y, sobre todo, el que pertenece a grupos
sociales y culturales más vulnerables, obtenga los máximos resultados?
Es necesario
dedicar más esfuerzos para apoyar la adquisición de competencias clave por
parte de los alumnos en riesgo de sufrir fracaso escolar. Es preciso
generalizar los actuales esfuerzos destinados a aportar financiación adicional
para los estudiantes desfavorecidos, prestar apoyo a las necesidades de
educación específica en contextos de inclusión o aplicar medidas orientadas a
evitar el abandono escolar prematuro. Es motivo de gran preocupación el
creciente número de personas con bajo nivel de capacidad de lectura.
Como coda final,
advertir sobre la gravedad de los datos reseñados antes, que no son números
sino personas reales que no ven garantizados sus derechos ciudadanos. Sin estas
capacidades básicas, se ve seriamente disminuida la propia libertad, marginando
al
individuo, al no permitirle unos modos de funcionar similares al resto de personas.
individuo, al no permitirle unos modos de funcionar similares al resto de personas.
Para finalizar mi
publicación, me gustaría añadir una frase de una autora feminista muy
importante como es la educadora, científica, médica, psiquiatra, filósofa,
psicóloga, feminista, y humanista italiana María Montessori, que se
afilió al
movimiento feminista en 1896. Allí acusó públicamente al fascismo de «formar a
la juventud según sus moldes brutales» y por ello comenzó a interesarse por la
educación de los niños con deficiencias mentales y aplicó métodos
experimentales consiguiendo que estos niños aprendieran a leer y
escribir. Desarrolló sus propios métodos que aplicó más tarde a toda clase de niños.
Fotografía de María Montessori
A través de su práctica
profesional llegó a la conclusión de que los niños «se
construyen a sí mismos» a partir de elementos del ambiente. Fundó la Casa de los Niños y
desarrolló allí lo que a la postre se llamaría el método Montessori de
enseñanza. La premisa de que los niños son sus propios maestros y que para
aprender necesitan libertad y multiplicidad de opciones entre las cuales
escoger, inspiró a María Montessori en todas sus batallas por reformar la
metodología y la psicología de la educación.
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